lunes, 3 de marzo de 2014

DEBATE

            Como ya he comentado, busco crear un lugar de socialización en torno a la comida. Es evidente que prácticamente todos los actos o reuniones sociales que tenemos se organizan en torno al acto de comer, aunque este sea algo individual, el acto de alimentarse. Aquí es donde surge mi duda y en torno a este tema gira mi seguimiento de un debate: ¿hasta qué punto llega a ser "social" o "individual" el acto de comer?
            Las reflexiones sobre la cuestión alimentaria, en particular la cocina, han ido proliferando. Dentro de este marco de trabajo, los autores argumentan que las comidas y las prácticas de la alimentación pueden ser tomadas como narraciones que manifiestan un tipo de saber de la vida cotidiana compartido por una comunidad, un protocolo; aunque también discuten sobre si puede tener más que ver con el carácter individual del comensal, sus valores y sus modales.

            En este punto sacamos a la luz un término muy conocido y que ha sido usado desde hace mucho tiempo por J. P. Aron, F. Lange, L. Moulin, N. Chatelet y otros; hablar del hecho social total (STOURDZE-PLESSIS, 1980, p.230). Roland Barthes, en "Introduction à Brillat-Savarin", Ed. Hermann. La physiologie du goût echa luz sobre este aspecto:

<<Dicho de otro modo, el discurso está en el derecho de atacar al alimento bajo varias pertinencias; es, en síntesis, un hecho social total, alrededor del cual se pueden convocar variados metalenguajes: los de la fisiología, de la química, de la geografía, de la historia, de la economía, de la sociología y de la política [...]>>
           
            Este concepto convierte la comida únicamente en un conjunto, donde cada individuo por separado no importa. Es en este sentido que el planear la mesa y el banquete nos remite a la ley. Incluso una figura ideal como es el banquete o simposio ateniense, no es símbolo de tolerancia, al contrario, es uno de entre tantos medios represivos para someter la vida entera del ciudadano al control del orden social.
            En la actualidad, existen infinidad de reflexiones que apoyan esta cuestión. Como, por ejemplo, la actuación que Martí Guixè "Mealing" (2009):
 <<[...]la palabra "Mealing" describe el acto de comer una comida, así como el concepto social de una comida relacional. >>

O, también, Daniel Spoerri y su obra, que ha utilizado la comida como proceso existencial y acontecimiento cultural. Fue uno de los fundadores del movimiento "Nuevo Realismo" en los años 60, en Francia. Su trabajo consistía en elegir mesas, platos, cubertería, herramientas  y transformar la visión vertical en horizontal; es decir, elegir una composición aleatoria, cotidiana y natural del ser humano, en este caso, el arte de la comida y darle un giro representativo en un formato pictórico. Por esta razón, observo en sus trabajos una visión colectiva de lo que ocurre en la mesa, una visión que deja ver el resultado de la convivencia sucedida en ella.
            En este mismo contexto de artistas de los años 60, encontramos que incluso Georg Perec, en el libro "La vida: instrucciones de uso", en uno de sus capítulos cuenta la sugerente historia de la Señora Moreau, la cual usa su casa únicamente para realizar cenas de negocios, en las cuales ni siquiera participa. Su casa es únicamente un punto de reunión para la aquellos con los que quiere hacer negocios, es una casa para su vida social laboral y nada más, la mesa es un lugar de negociación.


             Por otra parte, creo que se hace cada vez más evidente la individualidad en el acto de comer. Principalmente en la cultura occidental, los platos se sitúan de forma rigurosa, cada uno tiene sus propios platos, cubiertos, vasos, hasta el platillo para el pan es individual. Esto es heredado de borbónicas y versallenses costumbres evolucionadas sólo a una versión ligeramente más sencilla.
            Los alimentos envasados en formatos individuales son sólo un reflejo del cambio en nuestro estilo de vida. La comida se ha tenido que adaptar a nuestro ritmo de vida. La tendencia, desde 1990, son platillos individuales listos para su consumo.

            Georg Simmel en su libro "Sociología de la comida" habla del comer como "el acto más egoísta" justificándolo de esta manera: <<[...] lo que yo pienso puedo hacérselo saber a otro, lo que yo veo puedo dejárselo ver, lo que yo hablo pueden escucharlo cientos de hombres; pero lo que el individuo particular come, no puede comerlo otro bajo ninguna circunstancia [...]>> Y afirma que por esta razón, en la medida en la que pretendemos convertir esto en un asunto sociológico, debemos de reconfigurar la comida, sometiéndola a estilo y estética; y que aquí hacen su aparición la regularidad de las comidas, la jerarquía y el protocolo que "acomode" los modales individuales.
            En este mismo lado del debate, el investigador universitario Matías Buera, comenta en una entrevista lo siguiente:
<<En principio diría que comer es un acto animal y así todos los intentos de refinamiento -desde el uso más elemental del fuego para cocinar a la utilización de utensillos- persiguen como meta el enmascaramiento del instinto de alimentarnos. Sublimar ese acto y convertirlo en algo social, culto, limpio y espiritual, que nos permita trascender nuestra naturaleza animal sólo ha sido posible mediante un imaginario estético o formas reguladas de comportamiento. Así, en términos generales, la cocina es una maquinaria de ilusiones pues en ella todas las resonancias de lo natural son encubiertas. Ahora, el mundo gourmet exacerba esto con la retórica expuesta en sus menús y con la ornamentación de sus platos.>>


            Con todo esto se me hace evidente que, que tengamos que comer es algo vital común a todo individuo y que esto es lo que precisamente posibilita reunirse para convertirlo en algo común. La escenificación de este acto como algo bello, la estilización y la estetificación de todas sus formas y de todo aquello que las acompaña será lo que colabore para darle profundidad al sentido social de la misma. Los modales de  cada persona ya están asentados, los protocolos sociales claramente preestablecidos, por lo que la mejor manera de intervenir en todo ello como en el disfrute de la comida es dándole un soporte espacial, una ambientación que permita que todo suceda con normalidad para que nadie quiera irse y puedan disfrutar juntos de la sobremesa.

BIBLIOGRAFIA
- PÉREZ, A. L. (2005) Entrevista a Matias Bruera. "Vinos y comida: el gusto de los otros". Revista Viva: Diario Clarín.
- SIMMEL, G. (1986) Sociología de la Comida. Barcelona: ED. Revista de Occidente.
- STOURDZE-PLESSIS, M. N. (1980) Sociología del conocimiento: El conocimiento del comedor. México: FCE.
- FERNÁNDEZ PASCUAL, D. (2011) Food as eating choreography. Deconcrete. Disponible en:  http://www.deconcrete.org/2011/01/18/food-as-eating-choreography/ [fecha de acceso: 2014, 28 de febrero]
- PEREC, G. (1978) La vida: Instrucciones de Uso. Barcelona: ED. Anagrama.
- SPOERRI, D. Página Oficial: http://www.danielspoerri.org/ [fecha de acceso: 2014, 03 de febrero]

No hay comentarios:

Publicar un comentario