domingo, 18 de mayo de 2014

[RE]ABSTRACT 2.0

            El acto de comer implica un aspecto funcional y ritual donde se mezclan memoria y moda, discurso y práctica; define comportamientos y establece diferenciaciones. Por esta razón intuyo que el comedor tiene mucha más importancia de lo que se le supone; este es un espacio de convivencia, discurso y enunciado. Puede entenderse como un hecho social total, es decir, que tiene una implicación directa con las reuniones sociales.
            En el ámbito de lo doméstico es importante aportar un nuevo punto de vista al modo de comprender cómo funciona el comedor dentro de una casa, entendiéndolo como un punto de encuentro, como la plaza donde se reúnen todos los comensales y en torno al cual gira el funcionamiento social de esta, el de los espacios comunes o "públicos".

            El artículo investiga las maneras en que funciona el comedor dentro del ámbito doméstico, siendo este lo que entiendo como el punto de encuentro familiar, la "plaza" donde se reúnen todos y en torno al cual gira el funcionamiento social de esta. La atención principal se centra en un estudio de cómo la arquitectura puede afectar a las reglas y compromisos inherentes a la ocupación y uso del espacio. Además de plantearse preguntas sobre los lugares en los que nos movemos todos los días, las formas en que nos relacionamos con ellos y cómo nos hacen relacionarnos con los demás.

            El problema que subyace de esta investigación tiene que ver con la ambigüedad y las paradojas bajo la práctica de la hospitalidad, de la escenificación del acto de comer para su estilización y estetificación; con los modales y protocolos que definen e influyen en las formas en que se utiliza la arquitectura. Los mismos protocolos, modales y normas que están preestablecidos suponen por sí solos un medio para la convivencia.

            El procedimiento que se ha seguido para intentar dar una respuesta a las cuestiones anteriores comienza comparando cómo las diferentes culturas coreografían las comidas normalizando los escenarios. Examinando los diferentes perfiles de comensal que existen y cómo actúan dependiendo de la comida, los acompañantes, la conversación que suceda en ese instante y, sobre todo, cómo influyen los elementos y movimientos que suceden a su alrededor. Averiguando así que al margen de todos los convencionalismos que cada uno de los comensales tiene arraigados, la única norma viene impuesta por el espacio, mobiliario y los accesorios. Además de que los sentidos influyen en la percepción de la comida, observando cómo la materialidad, forma, iluminación, etc. de los espacios arquitectónicos inducen más hacia ciertos comportamientos, situaciones y experiencias dentro de él. Cómo en la intimidad que se establece entre el lugar y los ocupantes de cada obra practica una forma de hospitalidad. Y que cualquiera que trabaje este tema ha de tener en cuenta los conflictos implícitos en su ejercicio o para impulsar encuentros inesperados, o para promover oposiciones, convergencias, batallas o consenso.


            De este modo pretendo generar un entorno de trabajo donde desarrollar una perspectiva diferente a la experiencia doméstica del comer, entendiéndolo como un espacio relacional, frente a lo que interpreto como un espacio a veces tratado como poco trascendente. Se abordan además diferentes experiencias poéticas radicales que han enseñado que existe una demanda general de un espacio necesariamente relacional para el comedor tal y como lo conocemos, el cual ya ha quedado obsoleto. Por esta razón quiero formar parte de este debate y acudir en busca de nuevas fuentes de inspiración que trabajen dentro de este encaminándolo hacia el ámbito doméstico.

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