Mi intención al trabajar con el papel
era conseguir un espacio recogido dentro de la casa donde la sensualidad de una
comida se viera acrecentado por una luz tenue, difuminada y cálida. Mientras
leía a Junichiro Tanizaki en "El elogio de la sombra", describiendo
las cualidades espaciales del sentido del gusto y la sutil interacción de los
sentidos en el simple acto de destapar un cuenco de sopa en una especie de
semipenumbra, me imaginaba un lugar envuelto por esa especial sensualidad zen
de la tradición oriental. La capacidad de sugerir de la belleza japonesa a la
que alude tiene su mayor exponente en la seducción erótica. Tanizaki también la
describe asociada a la sombra:
«Piensen en la sonrisa de una joven, a la vacilante
luz de una linterna, que de vez en cuando hace
centellear unos
dientes lacados de negro
de entre unos labios de un azul irreal de fuego fatuo:
¿puede uno imaginarse un rostro
más blanco?»
(pág. 77-78)
El caso de la “mesa para dos”, entiendo
que debe de ser un lugar de intimidad con la pareja, donde la experiencia
sensible de la arquitectura incorpora la sensualidad como una manifestación del
placer que provoca el contacto con el lugar, la comida y la compañía;
interpretando la sensualidad como algo que tiene que ver con el misterio y la
calidez de la estancia; por esta razón este me parecía el material más
adecuado.
Para apliar la información que había
obtenido obre este tipo de papel contacté con Juan Barbé, socio y cofundador
del Taller Eskulan; que se dedican a la fabricación y venta de todo tipo de
papel, siempre elaborado a mano por ellos mismos. Ya habían vendido en otras
ocasiones material para este mismo cometido. Nos comentó que este es un papel
de textura rugosa puesto que es un papel muy poco satinado, esto le da una
textura irregular que, a diferencia del papel que usamos normalmente, absorbe
la luz, por lo que es tibio al tacto además de ser translúcido. Además, al
estar hecho a mano, cada hoja, incluso desde la misma fábrica, tiene patrones
únicos y característicos donde las marcas de agua irregulares definen su
belleza natural. De manera similar a la caligrafía, que no puede ser copiada o
reproducida con exactitud.
Juan me puso en contacto con un antiguo
cliente, Francisco, que había comprado papel Washi para fabricar él mismo una
puerta corredera Shoji. Este útimo me comentó la sensación de fragilidad que
les transmitía la puerta hacía que la abrieran con mucho más cuidado que
cualquier otra de la casa, además de andar con más cuidado, como si pasaran
cerca de un jarrón muy delicado.
Esto me hizo darme cuenta de que quizá
la sensualidad que este material me transmite no sólo tenga que ver con la luz,
sino también con la fragilidad; ya que al estar rodeado por este tipo de
particiones ni siquiera el movimiento de los usuarios al caminar sería el
mismo, habría que caminar con delicadeza para no romper aquello que nos parece
frágil, que con cualquier movimiento brusco se puede romper.
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